Para ello se planteó la definición de un elemento característico que sirviese para identificar las actuaciones, un LOGO que permitiese la inmediata identificación de la intervención. Se pretendía que el logo trascendiese su carácter meramente gráfico y se convirtiese en mucho más: //_un elemento modular que pueda servir como herramienta proyectual, creando un sistema expresivo y formal basado en la agrupación de elementos unitarios para adaptarlos a distintas situaciones y usos. //_un elemento constructivo que forma mediante su agrupación pequeñas estructuras urbanas (parterres, bancadas, elementos de contención, delimitadores de espacio, juegos infantiles, bancos, tumbonas, chaise-longues…) //_ cuyo módulo es además un elemento de mobiliario urbano, singular y único creado expresamente para el lugar (de ahí su nombre en euskara OKO: Laudioko, Arrañoko, etc), versátil, adaptable, reutilizable y ecológico, con distintas configuraciones posibles de fácil montaje. OKO nos acompaña desde entonces, a la espera de la menor oportunidad para probar su versatilidad.