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Un patio y dos viviendas en el barrio de Zubiaur en Orozko

Localizado en una zona de transición entre la antigua trama urbana de Orozko, de carácter casi rural en la zona que discurre paralela al rio Altube en el lado oriental de la parcela, y los nuevos desarrollos urbanísticos, bruscamente interrumpidos en los linderos occidentales, la presente intervención para la implantación de una vivienda bifamiliar y sus anexos, ha buscado desde un inicio y como premisa fundamental, generar una respuesta adecuada al entorno en el que se sitúa, actuando como un digno remate y consolidando el pequeño núcleo urbano de baja densidad de viviendas aisladas y anexos a las mismas rodeadas de parcelas privadas en el que se ubica. La zona se caracteriza por viviendas rurales y caseríos con fincas adyacentes bordeadas de muros y anejos de piedra, sin solución de continuidad, y es esta característica del ámbito, la que el proyecto aprovecha a fin de resolver la segunda premisa de partida: generar un entorno privado de gran calidad dentro del núcleo principal de un municipio como Orozko. Para ello, la vivienda se traslada de su ubicación normativa en el centro de un jardín privado, al borde del mismo, como una cerca o casa muro que rodea un nuevo patio.

Es por ello que, dada la necesidad de readecuación de las ordenación prevista por el planeamiento para el desarrollo de la UR 16 al invadir el camino peatonal los linderos previstos por el planeamiento, desde un inicio se descartó la tipología prevista en el planeamiento, tanto por resultar poco adecuada tanto a las características del pequeño núcleo donde se ubica la unidad de ejecución, como por no adecuarse a las necesidades de la propiedad. Así, mientras el planeamiento vigente planteaba un bloque compacto de planta baja más dos plantas superiores de uso residencial vivienda colectiva, con posibilidad de locales comerciales en planta baja, la propiedad requería únicamente dos viviendas en tipología de vivienda bifamiliar, de una escala más amable y que se desarrollase principalmente en planta baja, debido principalmente a la edad de una de las familias. Además resultaba muy importante la permeabilidad entre la vivienda y terreno adyacente a fin de poder de aprovecharlo al máximo el mismo a pesar de lo limitado de su tamaño.

Partiendo de estas premisas y aprovechando la idoneidad de las orientaciones de la parcela se optó por una solución en la que las dos viviendas, de gran desarrollo en planta baja circundan la propiedad actuando como un cierre de parcela hacía el norte y creando un patio interior al que se abren la mayoría de las estancias orientadas hacia el sur. Este pequeño jardín privado linda al sur con los viejos muros de piedra que sirven de cierre de la parcela adyacente y de un edificio de aperos anexo de un caserío, que no dispone de huecos hacia el jardín, favoreciendo la privacidad del mismo. De igual modo, ambas viviendas son muy herméticas en su orientación norte  en la que apenas disponen de unos pocos huecos para iluminación y ventilación, mostrándose mucho más abierta hacia el soleado patio interior. De esta manera se logra aprovechar de manera eficiente las orientaciones, mientras se consigue un jardín dotado de una gran privacidad en un entorno eminentemente urbano, mediante una ordenación que funciona de forma análoga a la tradicional estructura urbana del  entorno.

Mediante los perfiles de edificatorios adoptados se consigue una tipología acorde con la identidad tradicional del núcleo en el que se sitúa la edificación, favoreciendo la integración y adaptación de las mismas a su entorno en cuanto a su imagen y composición volumétrica. Así sin variar la edificabilidad, se redujo la altura de la edificación de la B+2 prevista en el planeamiento vigente a únicamente planta baja en gran parte de su desarrollo en planta y B+1 en una pequeña parte del mismo, con cubiertas inclinadas a dos aguas. Este pequeño volumen en planta primera se sitúa en el área central de la parcela sobre un espacio abierto en planta baja que sirve de acceso principal al conjunto creando una terraza cubierta entre las dos viviendas. Este espacio pensado al igual que el resto del jardín privado para el uso compartido entre los usuarios de ambas viviendas, da acceso a las mismas y al patio. La vivienda A situada en la parte oriental de la parcela es la única que se desarrolla en dos plantas, mientras que la vivienda occidental de programa más reducido se resuelve toda ella en planta baja. El esquema de funcionamiento de ambas viviendas resulta similar, con grandes espacios continuos únicamente interrumpidos por los núcleos de servicios, formando de esta manera las distintas estancias o ámbitos de la vivienda. Estos núcleos integran espacios servidores y de almacenaje y se sitúan centrados en la plantas de vivienda posibilitando, circulaciones a ambos lados de los mismos, a modo de deambulatorios. De esta forma se aprovecha el espacio en su totalidad minimizando los espacios residuales y pasillos y se favorece una precepción unitaria del espacio habitable, aprovechando la volumetría interior de vivienda tradicional con cubierta a dos aguas.

La vivienda A o vivienda oriental integra en planta baja las áreas de cocina, estar y comedor en un único espacio sectorizable y dos estancias en sus extremos, separadas del espacio central por sendos núcleos de servicios, un dormitorio principal con vestidor y  un pequeño estudio. En la planta superior se distribuyen mediante un esquema similar otra zona de estar o estudio con vistas hacia el este, separada de los dormitorios de las niñas por un baño y un espacio de almacenaje. Los dormitorios de las niñas se comunican mediante un panel corredero y dispones de un espacio común de juego y estudio orientado al oeste.

La vivienda B situada en la mitad occidental de la parcela funciona de forma análoga aunque es de menor dimensión por su programa más reducido previsto en un principio para una pareja de mayor edad. Toda la vivienda se desarrolla en planta baja con un espacio central  de estar comedor, ligado a la cocina y dos estancias en ambos extremos de la vivienda separadas por sendos núcleos de servicios (baños, aseos y espacios de almacenaje).

El resto de cierres de la parcela y del patio, tanto en el acceso principal, como en el acceso este al jardín privado, se diseña de forma análoga a los anteriores mediante celosías y paneles correderos opacos (en el caso del acceso principal) y batientes en el acceso al jardín privado.

Ambas viviendas comparten en el extremo suroeste de la parcela espacios comunes que albergan usos complementarios al principal, en concreto aparcamientos y trasteros. Tanto los garajes como los espacios de almacenaje se sitúan en superficie a cota de rasante y están abiertos al patio y ventilados mediante cierres de entablado y lamas de madera tratada blanqueada mediante lasures blancos. Como en el resto de la edificación la adopción en esta ala de una volumetría ligada a la tradición vernácula, pero al mismo tiempo contemporánea, resulta en una imagen a la vez nueva (diferente distinta) y reminiscente de las de los cobertizo o establos y  caseríos de la zona, con cubiertas inclinadas a dos aguas, que se desplazan de forma alterna entre ambas fachadas mediante cumbreras y limahoyas de directriz diagonal.

A fin de optimizar su eficiencia energética, la vivienda presenta una gran fachada continua orientada al norte hacia el camino peatonal más cerrada y protegida, y otra más abierta y permeable hacía patio, orientado  hacia el sur. La vivienda resulta así más privada en las orientaciones más expuestas y cercanas a las edificaciones adyacentes al norte, lindero hacia el que se acerca al máximo. De este modo además de aprovechar las orientaciones de la forma más eficiente posible se consigue liberar el mayor espacio ajardinado posible hacia el sur. Además a fin de evitar el excesivo soleamiento, los grandes huecos de la fachada sur están dotados de protecciones solares, mediante la cubrición de la terraza sur que las protege de la lluvia, al mismo tiempo que actúa de brise-soleil para los grandes ventanales de la cocina, el salón y el comedor en verano. De esta forma, la edificación consigue un excelente rendimiento energético, lo que unido a otras medidas de diseño y constructivas, como la implementación de una capa continua de aislamiento térmico de 16 cm entre las montantes del entramado ligero complementada por una capa adicional continua de 6 cm en fachadas y cubierta, sin ningún puente térmico, calefacción y climatización mediante geotermia, favorece la obtención de una calificación energética A.

Los condicionantes económicos unidos a la firme intención de proyectar una vivienda constructiva y  energéticamente muy eficiente, se ha trasladado asimismo a la vertiente constructiva y a la elección de materiales de acabado de la edificación, proyectando un edificio basado en un sistema modular de prefabricación con estructura y cerramientos en madera y revestidos mediante un sistema SATE con acabado de mortero de cal raspado. La estructura principal de la vivienda, es resuelta mediante un sistema de entramado ligero de madera, formado por montantes de madera maciza de sección rectangular arriostrados mediante paneles de madera contrachapada, y rellenados con aislamiento que son prefabricados en taller, para formar una estructura de paneles que posteriormente se monta en obra sobre la cimentación ya ejecutada. Este sistema de construcción seca permite una planificación exacta de la construcción y grandes ahorros en los tiempos de obra.

La fachada se remata en su arranque inferior con una banda continua de hormigón prefabricado y en su  coronación superior con un entablado horizontal de madera termotratada con acabado blanqueado, prácticamente enrasado con el acabado de mortero raspado del SATE que remata el cerramiento. Esto unido a las líneas estructurales de montantes presentes en las terrazas interiores y ventanales de las viviendas permite una correcta lectura del sistema estructural de la vivienda: La estructura de madera se hace presente al exterior y se combina con los materiales de acabado de la vivienda, el pavimento de madera de alerce de las terrazas, el mortero raspado gris grafito y gris claro en la planta superior, para que la tradición resulte así,  reinterpretada de forma contemporánea.

El programa se resuelve mediante un edificio que se compromete con el contexto tal cual es, hasta el punto de permitir recuperar la continuidad urbana del entorno, pero sin replicarlo sino reestructurando su jerarquía visual, espacial y material a fin de dotar de sentido y coherencia al espacio en el que se emplaza. Para ello el edificio hace un uso de las tradiciones y convenciones vernáculas de una forma equilibrada con la innovación, creando unos espacios que son simples pero de gran carácter, y que permanecen firmemente conectados a la vida cotidiana de sus usuarios y los habitantes de Orozko. Reconociendo la complejidad del contexto se genera una adición simple pero consciente de si misma que inmediatamente se convierte en parte viva del tejido urbano del ámbito y sus alrededores.