Para resolver la transición entre la plaza y la calle Nervión y sus distintas cotas se plantea una topografía artificial de una gran permeabilidad, que permite la continuidad espacial de los dos ámbitos, mientras acoge aproximadamente la mitad del programa del mercado de perecederos. El resto se sitúa en la parte sur de la manzana abierta, frente al los puestos anteriormente mencionados, creando una amplia calle/plaza comercial y potenciando los espacios hoy en día residuales mediante la ubicación de la cafetería y su terraza frente a la sede o txoko de la sociedad cultural Basalarrina. Se pretende así, mediante el dialogo con lo existente, que tanto la sociedad cultural como el mercado y su cafetería se beneficien mutuamente y caractericen el nuevo espacio. Es muy importante para la consecuciónde este objetivo la apertura surgida al eliminar el cuerpo oeste de la edificación actual ya que genera un amplio acceso con una pendiente del 6 % y una comunicación visual que favorece la inmediata comprensión del complejo visto desde la Herriko plaza. La disposición de los puestos situados al norte, permite el uso de sus cubiertas como espacio público ligado a la plazuela de la iglesia y sus pórticos, y como mirador abierto hacia el rio Nervión.
Todos los cuerpos generan unos espacios cubiertos porticados para dotar de una adecuada protección a los puestos sin perder la inmediatez actual. Es por esto último, y para favorecer la creación de unos espacios públicos más vivos, abiertos y generosos, que no se ha planteado la ubicación de todos los puestos en una única edificación cerrada, aunque el cierre de los mismos podría ser una posibilidad.
No se ha planteado tampoco inicialmente el uso de la cubierta del cuerpo sur de la edificación, aunque podría fácilmente conseguirse extendiendo la cubierta del cuerpo central de los puestos situados en el norte, creando así una comunicación porticada entre ambos espacios.